Suicidio??
Parece increíble que la muerte de un personaje tan célebre como Kurt Cobain no halla dado lugar a una investigación minuciosa. Pero, los hechos están ahí, a un tiempo sorprendentes e increíbles. El ídolo de una generación no se habría dado la muerte él solo….. Evidentemente, un ídolo como Kurt Cobain no tenía derecho a morir y menos aún a suicidarse. Tenía mujer e hija al lado para aportarle la felicidad, el éxito mundial de su grupo le permitía cubrir sus necesidades materiales y, en tales condiciones, resulta difícil admitir que un tipo de 27 años ponga fín a sus días de manera voluntaria. Le precedieron en ese club de los “muertos a los 27” Jim Morrison, Jimi Hendrix y Janis Joplin. Pese a la muerte de los dos primeros siga rodeada de un misterio, niguno de los tres se quitó de en medio de manera deliberada. El único que se habría tirado una bala en la cabeza sería Kurt, el 5 de abril de 1994, poniendo así término a la carrera del mayor grupo de la década.
El empleo del condicional es importante en el caso que nos ocupa ya que, desde esa muerte violenta, los amantes de las hipótesis retorcidas disfrutan con ella. Precisemos que la tesis de la conspiración del gobierno es una especie de tópico en los Estados Unidos –sobre todo tras el caso del extraterrestre de Roswell- y que el menor acontecimiento da lugar a miles de suposiciones en este sentido. Eso hace funcionar el negocio, y todos los que creen fervientemente que una entidad superior –más potente que la CIA- maneja el tinglado le sacan su jugo al dinero. Así que hay que considerar las informaciones que ahora siguen con mucha precaución, aunque hayan servido de base a una pelicula reciente, Kurt and Courtney (dirigida por Nick Broomfield), y a un libro, Who killed Kurt Cobain? de Ian Halperin y Max Wallace (Birch Lane Press).
Constataciones
En la mañana del
8 de abril de 1994, Gary Smith trabajador de la compañía Veca Electric, llega
a casa de Kurt Cobain con el fin de instalar un nuevo sistema de alarma. Son
las 8:40, llama pero nadie abre. Al mirar por la ventana percibe algo que toma
por un maniquí tirado en el suelo. Cuando entrevé un arma y un charco de sangre
decide llamar a su jefe. Éste, en vez de acudir inmediatamente a la policía,
se pone en contacto con la emisora de radio local KXRX –FM. El Dj Marty Reimer
no se cree ni una palabra, pero acabará siendo el primero en anunciar la triste
noticia. Una cosa es segura, Kurt Cobain está muerto y su defunción remonta
al 5 de abril de 1994, tres días antes de que su cuerpo sea descubierto por
la policía. La mayor estrella del rock de la decada se ha disparado una bala
en la cabeza con un Carabina Remington. Unos días más tarde se sabrá que el
“incidente” de Roma, hasta entonces presentado como una sobredosis, había sido
en realidad una primera tentativa de suicidio fracasada. Como su compañera no
consideró oportuno divulgar la noticia, nadie había sabido nada. Detalles que
no cuadran. No se encontró la tarjeta de crédito de la víctima en el lugar del
suicidio. En cambio, parece establecido que fue utilizada para comprar flores
– la noche del 7 al 8 de abril- por la módica suma de 43.29 dólares. Kurt Cobain
estaba ya muerto y no pudo usar una tarjeta que además, ha desaparecido de la
circulación desde entonces. Por otro lado, y según la autopsia, se sabe que
la sangre de Kurt contenía un nivel de heroína de lo más elevado, algo así como
dos veces la dosis considerada mortal. El caso es que cualquier médico (o yonqui.)
sabe que cuando se llega a 1.52 mililitros de morfina por litro (la heroína
se transforma en morfina en contacto con la sangre) el cuerpo humanoestá más
próximo de la inconsciencia que de las ganas de coger un fusil para pegarse
un tiro. Además, bajo el efecto de semejante dosis es imposible levantar un
arma de tal calibre ¿entonces? ¡Misterio! Una vez más, si el individuo escapa
a la muerte tras inyectarse una dosis tan fuerte, entra en un coma profundo,
aquí las dosis máximas rozan los 0.50 mililitros (75 miligramos) en un consumidor
desenfrenado. Aparte de quién hubiera podido levantar el arma y tirar en vez
de la víctima, el atestado de la policía señala la existencia de huellas digitales
borradas sobre la culata. Ninguna de ellas era lo suficientemente clara como
para ser identificada, incluso tras compararlas con las de Kurt. Dicho de otra
manera, Kurt Cobain cogió el arma para dispararse pero sin por ello dejar huellas
en ella. Por supuesto, no llevaba guantes cuando el cuerpo fue descubierto.
Tampoco se encontraron huellas en la caja donde estaban guardados los cartuchos…
La cabezonería de John Grant
John Grant, detective privado , no es un novato. Antiguo sheriff, formó parte del prestigioso Specialized Crime Activity Team, encargado de elucidar los crímenes más complicados. Contratado por Courtney nada más conocerse el suceso, llega al lugar del drama el 8 de abril para intentar encontrar algunos indicios. Primera observación: en la nota escrita por Kurt justo antes de su muerte –que Coutney leerá a los fans- hay estas palabras: “Estoy echado en la cama …” Sin embargo, cuando examina la habitación, John Grant se da cuenta de que la cama está deshecha. ¿Quién se habría molestado en hacerla? Receloso –algo lógico en la profesión-, consigue hacer una fotocopia del manuscrito original y se percata de que, salvo en las cuatro últimas, no se menciona para nada el suicidio. Se trata más bien de una explicación a los fans sobre el abandono de Kurt, deseoso de disolver el grupo Nirvana porque el éxito se le va de las manos. A este respecto ya había anulado la gira Lollapalooza, tal y como apareció en la prensa el 7 de abril, la víspera de la fecha fatídica. Las cuatro últimas lineas, las únicas que evocan el suicidio, no han sido escritas por la mano responsable del resto del texto. Como si la nota hubiera sido redactada por dos personas en dos momentos diferentes. John Grant no dejó de solicitar a las autoridades que examinaran atentamente este hecho, pero es algo que nunca consiguió. Cuando se compara el ejemplar fotocopiado por el detective con otros documentos manuscritos de Kurt, salta a los ojos que la primera parte de la carta corresponde a la caligrafía de la rock star.
Las acusaciones de “El Duce”
Obviamente, es dificil tomar en serio a alguien que se hace llamar El Duce y que es líder de un grupo que se autodefine como de porno-metal. Llamado en verdad Eldon Hoke, El Duce oficia en los Mentors desde 1977 y no duda en erigir una gillotina en el escenario para ilustrar canciones tales que “Heterosexual Have The Right To Rock”. Según cuenta, en diciembre de 1993, una limusina se habría aparcado justo en frente de la tienda de discos donde trabajaba a media jornada, Rock Shop (Los Angeles). Courtney Love en persona habría bajado de ella. “El, me gustaría que me hicieras un pequeño favor. Mi compañero se ha convertido en un verdadero gilipollas. Me gustaría que le abrieras la cabeza. Te ofrezco 50.000 dólares” Ambas partes habrían llegado a un acuerdo en ese momento. Un testigo asiste a la escena y oye una parte de la conversación, Karush Sepedjian, el dueño de la tienda. Y confirma que se habló de Kurt Cobain, de asesinato y de 50.000 dólares… El 6 de marzo de 1996, El Duce y Sepedjian superan la prueba del detector de mentiras –el mismo que fue utilizado en el caso O.J. Simpson. Mas extraña todavía resulta la desaparición de Eldon, que se produce el 19 de abril de 19997 al ser arrollado por un tren en la pequeña ciudad de Riverside, en California. Esto acontece apenas una semana después de que El Duce hubiera testimoniado ante la cámara de Nick Broomfield para su película acerca de la muerte de Kurt. El día de este suceso, El Duce no estaba solo, pero su amigo de la jornada –tal y como lo presentó a algunas personas con las que se cruzaron- se ha evporado desde entonces. Todos estos indicios apuntan hacia la viuda, Courtney Love, supuestamente animada por su voluntad de sacarle más partido a la situación. La literatura sobre el tema empieza a florecer, pero es difícil establecer una frontera clara entre las ganas de gresca y la investigación bien documentada. Sin embargo, es necesario constatar que algunos hechos siguen sin haber sido aclarados.